El Hospital La Luz afirma que las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas son la mejor alternativa para las dolencias de los pies

Foto de Foto de cabecera

Las afecciones de los pies son frecuentes en buena parte de la población, y muchos afectados deben pasar por el quirófano para corregirlas. La cirugía actual ofrece alternativas poco agresivas, que aceleran el postoperatorio y sin dolor. El 80% de la población presenta algún problema en sus pies, aunque solo el 40% son portadores de enfermedades que requieren del tratamiento quirúrgico.

Los factores constitucionales (tipos diferentes de pies) predisponen la aparición de patologías, así como el uso de calzados con tacones y hormas estrechas. Tal y como reconoce el doctor Guillermo Lipnizky, Coordinador de la Unidad de Pie y Tobillo del Hospital La Luz de Madrid, además de provocar lesiones leves, como ampollas, durezas, exceso de sudoración o dolor, este tipo de calzado determina que la incidencia de la patología del pie sea más frecuente en mujeres que en hombres, casi en una proporción de 8/2.

Según este experto en Cirugía Ortopédica y Traumatología, las enfermedades más habituales que se ven a diario en la consulta por este motivo son los juanetes, los dedos en garra, las callosidades plantares dolorosas, la fascitis plantar, la artritis reumatoide o el pie diabético, entre otras.

La cirugía del pie ha sufrido en los últimos 15 años un cambio decisivo para el bienestar de los pacientes. “Las técnicas de la cirugía mínimamente invasiva abrieron nuevas posibilidades terapéuticas. El periodo de recuperación funcional es más confortable y menos doloroso”, asegura Lipnizky.

“Bajo anestesia local (bloqueo anestésico del pie) y una suave sedación, se corrigen las deformidades del pie y el paciente sale del quirófano caminando por su propio pie, con un calzado especial de suela de goma recta y cierre de velcro, sin dolor. Una semana después se retira el vendaje postoperatorio y se instruye al paciente para su higiene personal y colocación de un vendaje fácil, que mantendrá al igual que el zapato especial aproximadamente un mes desde la cirugía, pudiendo caminar y desarrollar diferentes actividades laborales y de la vida diaria de acuerdo a la evolución del proceso”, explica el doctor.

Al mes, realizan un control radiológico, – continua este experto en cirugía percutánea del pie- y acorde a ello, se cambia el uso del zapato rígido a un calzado convencional blando, ancho y cómodo, y se comienza gradualmente con pautas de ejercicios de recuperación de la movilidad.

“Combinar la corrección de las deformidades, la funcionalidad y la estética del pie son nuestros objetivos, buscando un buen apoyo plantar sin dolor”, concluye el doctor Guillermo Lipnizky.

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